Change.org y el ciberactivismo de falsas cifras

Hace unos días veíamos, después de toda la polvareda levantada con el caso Bárcenas y todo el tema de los sobres el el PP, como se lanzaba otra campaña en Change.org – plataforma de recogida de firmas online – en busca de la dimisión de la cúpula del PP.

El objetivo era alcanzar el millón de firmas, como número suficientemente representativo y amplio para que no quepa la menor duda de que la cosa va en serio. Pero al margen del ‘éxito’ de la petición y del hartazgo en España con la clase política, a los chicos de Change.org se les está dando la vuelta a la tortilla. Y es que ya son muchos los que critican la doble moral de aquellos que exigen transparencia a partir de una herramienta completamente opaca y poco exigente.

Se trata de una plataforma en la que cualquiera puede firmar varias veces, con nombres y correos distintos, como ya denunciaba hace unos días Ricardo Galli, quien incluso creó un bot para demostrar que se podían falsificar firmas, firmar por otra persona e incluso firmar con otro correo.

Hoy mismo aparece en una entrevista de Jot Down Magazine a Francisco Polo, el director de Change.org España. Aconsejo que la leáis si tenéis un rato, pues pone de manifiesto la estrategia de «vendo, para mi no tengo». Ésta es su respuesta a la pregunta de por qué no aplican filtros de verificación tan sencillos como la confirmación por e-mail o la introducción del DNI:

«Entiendo que la gente quiera mayores precauciones. Pero nosotros hemos decidido tener un control suave y funciona. La gente firma con un solo correo electrónico de forma honesta. No somos un proceso legislativo y no pedimos el DNI. No aspiramos a ser una plataforma que proponga iniciativas populares, somos una plataforma de movilización donde la gente firma con su correo electrónico. Ya existen plataformas de peticiones con DNI. ¿Cuánta gente firma? ¿Qué cambios consiguen?»

Reconozcedlo, estáis muy orgullosos de ser la mayor plataforma de firmas online, no de que éstas tengan efecto. Como bien reconoce, son una empresa. Dedican gran parte de su tiempo a promocionar las peticiones, a aumentar su plantilla de usuarios.

Pero la realidad es que esta plataforma y otras similares no para mucho más que para poner cualquier tema en boca de todos. Un millón de firmas, que dimita el PP. ¿Pero son un millón? De que vale que sean un millón si no hay una certeza de que cada persona esté firmando cien veces, o que lo esté haciendo un bot.

 

Es ridículo, como digo, que quien está criticando de manera directa – y ya no por su cargo, lo dicen ellos mismos – la actitud política en España se base en argumentos circulares sin aportar ningún tipo de dato, cuando está claro que si no aplican todo este tipo de medidas es porque aumentan drásticamente el porcentaje de usuarios que, por pereza fundamentalmente, terminan no firmando.

Y digo esto siendo yo el primero que firma cualquier petición siempre que esté de acuerdo, como ésta última. ¿El problema? Son más útiles 100.000 firmas veraces que un millón de… bueno, un millón de iteraciones. Internet es una herramienta poderosa que, bien utilizada puede servir para mucho más que para darnos carnaza de Twitter o comentarios de sobremesa.