Después de algo más de un año usando la Flex de Fitbit para cuantificar mi actividad (quizás más como nerd de los datos que por eso que llaman fitness, aunque he de decir que me he picado con ellos), hace un par de meses me decidí a dar el salto a la Charge HR. La Flex era un simpático cuantificador, pequeño y —relativamente— discreto al que le podías cambiar la cara poniéndole una funda nueva y de otro color.
La nueva Charge —a la que ya eché un vistazo— se pone seria para tener algo más parecido a un reloj conectado. Un modelo a caballo entre la Flex y la Surge (de la que, por cierto, no he leído muy buenas críticas).
Al margen de la pregunta de por qué Fitbit no se ha atrevido este año a renovar por dentro y por fuera ese modelo básico con alguna función más y autonomía mejorada, y después de dos meses y con alguna salida más a hacer deporte de la mano del buen tiempo, tengo unos cuantos apuntes.
Todo lo nuevo (conteo de plantas subidas, pulsómetro, medición automática de sueño —en mi caso es la diferencia entre medirlo o no—, pantalla y avisador de llamadas) suena muy atractivo. Como todo, se descubren unos cuantos peros con el uso a largo plazo:
- Los materiales mejoran pero los acabados siguen sin ser buenos. Después de las experiencias (pulseras que se rompen, irritaciones), este apartado merece comentario. La Charge HR es muy agradable al tacto, pero en zona lisa de la pantalla las juntas dan aspecto de un acabado malo, barato y cutre.
- Venir de una Flex a la HR, donde con el pulsómetro activado tengo 5 días de autonomía hasta que muere, es ir ligeramente a peor. Lo que se traduce en 4 y uno de aviso de que se parará próximamente. Y ya que tu pulsera no es resistente al agua, Fitbit, ¿por qué no se carga con un microUSB que todos tenemos a mano? Dondequiera que vayas, no te olvides de su adaptador USB propietario, es probable que la pulsera te deje tirado ese fin de semana
- La pulsera mide el pulso constantemente, todo el día, non-stop. Tiene dos usos, darnos el pulso en reposo de cada día y las regiones de cuando hacemos ejercicio. Es útil conocer nuestras pulsaciones en reposo, para realizar los cálculos y proyectar los entrenamientos. El problema es que Fitbit no selecciona nuestro pulso inferior, sino una media que no sé realmente de donde sacan, y que muchas veces es superior a mis pulsaciones despierto y activo. Mientras escribo esta línea mis pulsaciones están en 60, cuando mis pulsaciones en reposo de hoy marca 64 (y deberían ser menos todavía que 60, cogiendo la típica medida mínima en cama. Esta medida hoy me daría 50, mirando el registro). ¿Alguien me lo explica?
- Perder la resistencia al agua es un gran contra, quitártelo una vez al día es sinónimo de un hueco en el registro al día. Quizás debería aprovechar para cargarlo aquí una vez al día/par de días y ahorrarme ese par de ratos largos (~90min) a la semana sin ella, que acaban durando bastante más, pues no avisa cuando está cargada. ¿Qué tal si vibrara?
- La pantalla nos da más información que las bolitas de la Flex, podemos ver las pulsaciones a las que vamos corriendo… de no ser por que no se ve absolutamente nada al sol. Toca jugar a hacerle sombra y ver si leemos algo antes de que se apaguen los números.
- Otra pega a parte es el hecho de tener que activar la pantalla para todo. Si no se muestra de forma permanente pierde parte del encanto de llevar un reloj en la muñeca. Pero sobre todo, al hacer deporte supone una barrera. No saber los tiempos o las pulsaciones si no ‘paramos’ a tocar el botón, sumado a la espera por animaciones extremadamente lentas es molesto cuando hacemos deporte. Al ir en bici implica distraerte unos segundos, algo que no ocurriría con un reloj deportivo ‘de verdad’. Entiendo que tenerla activada perjudica la autonomía, pero al menos durante las prácticas de ejercicio (que se activan manteniendo pulsado el botón unos instantes) sería útil poder echar un vistazo al tiempo o las pulsaciones.
- ¿Comunidad? Parece que a los chicos de Fitbit les está costando retener a sus usuarios o venderle nuevos cuantificadores más allá del primer experimento. De mis 13 contactos, 9 tienen oculta su clasificación. Bien por ajustes de privacidad o bien porque han dejado de usar el servicio. Y me da que en la mayoría tiene que ver con el segundo motivo.
- Por último todavía falta una mejor presentación y uso de la información en las aplicaciones, para que estos cacharros sean realmente útiles. Ya lo comenté en su día, y han mejorado mucho, pero todavía les queda mucho que ofrecer si quieren escalar como servicio a la altura de Endomondo y similares. Comento esto porque también me preocupa que, aunque nos podemos llevar nuestros datos en cualquier momento, Fitbit no enlaza —al menos todavía— todos los datos (pulsaciones en la práctica o sesiones de crono) con otras aplicaciones con las que sincroniza. Antes o después tocará elegir entre una u otra para medir las prácticas. Aunque Fitbit no esté al nivel de éstos y lo saben, tiempo al tiempo.
El cementerio de Fitbit. pic.twitter.com/ZGLlyNYkHH
— David Ortiz (@DavidOrti) abril 18, 2015
Suena muy crítico para lo contento que estoy con la pulsera. Pero es que varios de los puntos que apunto se arreglan simplemente por software, otros no son siquiera de la pulsera propiamente. Por supuesto, la Charge HR tiene varios puntos que me encantan, como la función que te avisa cuando te llaman con una vibración (salvación para quienes tenemos el móvil permanentemente en silencio y perdemos llamadas continuamente, aunque no podamos interactuar desde ella); o el pulsómetro, aunque tampoco he sacado mucha información valiosa de él. Espero ver algunas mejoras en próximos modelos.
Otro tema es si hay espacio para más cuantificadores de este tipo antes de que los relojes deportivo-inteligentes se los coman…